1917, de San Mendes, era la película que aparecía en todas las quinielas para llevarse el Oscar a la Mejor Película de 2020. Pero llegó “Parasitos” y rompió la histórica tendencia conservadora y WASP de la Academia.

Vale. Todo esto sucedió hace mucho tiempo, antes de que el Coronavirus ocupara todos los rincones de nuestra existencia. Pero hoy, queremos aprovechar para reflexionar sobre algunos aspectos de esta peli que nos parecen interesantes.

En primer lugar, y adelantándonos a vuestros peros: Sí, es muy fácil criticar desde la silla de la oficina. Vale, ¿quién somos nosotros, una pequeña productora audiovisual, para enmendarle la plana al grandísimo San Mendes y a su producción de millones de dólares? Ok, tomamos nota. Pero tampoco vamos a ponernos tan quisquillosos. No tratamos de hacerle sombra a Boyero (@Boyero_Furioso) y este post solo trata de compartir con vosotros algunas percepciones-sospechas-reflexiones que el visionado de la peli ha provocado en nosotros.

En nuestra particular taxonomía audiovisual, podríamos calificar a 1917 como “peli de cine”, esto es, película para ver en una sala que consiga llevarnos a la catarsis y permita vivir una experiencia cien por cien inmersiva. Verla en el Ipad, con los auriculares que te regalan en el AVE, paradas para ir a mear, y a plena luz del día, rema en contra del reto principal que propone la película, ponerte en la piel de un soldado enviado a una misión especial en plena Gran Guerra. Podréis discutirnos, y con razón, cada palabra de este post, pero que la peli busca desde su génesis este objetivo, es claro y meridiano. Y si no, ¿porqué lo del Plano secuencia”?

Este es quizá el debate más interesante que genera la película. Era necesaria esta técnica narrativa o es un bytheface en toda regla. ¿Pesa mas el marketing o la narrativa a la hora de decantarse por hacer toda la película en Plano secuencia? A nuestro entender, el uso de esta técnica, efectista como pocas, está más que justificado a nivel narrativo. Si quieres que el espectador viva en primera persona una experiencia lo más parecida posible a tus personajes, este es un buen recurso. Al menos, este sería un gran recurso hace 20 años. Pero el advenimiento de la vida moderna, la hibridación audiovisual y los nuevos productos y formatos visuales juegan en contra de este argumento. Cualquiera que haya jugado a un “shooter” alguna vez, puede entender de que estamos hablando. Porque en la película de Mendes se produce el curioso fenómeno de que la gallina se come al huevo. A los que nos gusta la técnica cinematográfica no podemos evitar pasarnos media peli intentando descifrar los trucos que ha usado el equipo de producción para construir este mayestático plano, y otra media peli negociando con la sensación de estar metidos en un videojuego de temática bélica. Básicamente, nos pasamos las dos horas de metraje mas fuera que dentro de la historia, con lo que, paradójicamente, el uso del Plano secuencia en la película, consigue justo el efecto contrario al perseguido. Quizá, como hemos comentado, la hibridación del cine, la televisión, los videojuegos…propia de nuestro tiempo, haya pervertido el sentido y uso de elementos narrativos propios de la historia del cine.

Y hablando de apropiacionismo, y más allá de los travellings en las trincheras (Senderos de Gloria), la poética de los campos que atraviesan los soldados (La delgada línea roja) o la misión de encontrar al soldado desconocido del propio ejercito (Salvar al soldado Ryan)…Hay una secuencia en 1917 que no tiene perdón de dios. Partiendo de que toda nueva película, de cualquier género, corre el riesgo de ser comparada con las obras icónicas del mismo, y permitiendo cierto grado de apropiación de las grandes ideas de estos audiovisuales precedentes, hay ciertos “robos artísticos” que suponen comprar muchas papeletas para caer en el ridículo. La secuencia de 1917 del soldado inglés cantando a sus compañeros en el momento previo a entrar en acción en el frente, y las imágenes de estos escuchando emocionados a su compañero, nos recuerdan, muy mucho, aquella secuencia final de Senderos de Gloria en la que Christiane Kubrick canta en alemán a varios soldados franceses reunidos en una taberna.

Pues al final, vais a tener razón. Que fácil es criticar desde la silla de la oficina.